Suelo salir a caminar por la huerta casi todos los días entre media hora y cuarenta minutos. Como no tengo horario fijo, la mayoría de las veces salgo cuando puedo y solo. Me sirve para relajarme, pensar sobre tareas pendientes y organizarme. Es mi momento del día, que si no lo tengo lo echo en falta.
El caso es que suelo coincidir con otras personas que salen a lo mismo, pero por cuestión de tiempo y ritmo no suelo compartir ese tiempo con nadie.
Después del verano, coincidí caminando con un conocido un poco mayor que yo y, a un ritmo más pausado, fuimos hablando de lo humano y lo divino. Llegado al punto en que me Sigue leyendo «SORPRESA… SORPRESA»