Seguro que a alguno de ustedes les habrá pasado que tienen a su alrededor a personas que se siempre están quejándose en bucle por todo, pero que a su vez no hacen nada para cambiar su vida. Y a veces me ha dado la sensación de que estas personas con el mero hecho de trasladarnos sus preocupaciones o quejas les sirviese de alivio o descargo, a riesgo de contagiarnos de un estado de claro desánimo, pesadez, pesimismo, estrés…
A mí, personalmente, reconozco que ha habido situaciones como las descritas que me vacían de mi propio optimismo vital. De manera que cuando coincido con una persona que insiste en este tipo de comportamiento, trato de desviar las conversaciones, aunque sea hablar de fútbol, del colegio de los niños, de otras aficiones, del tiempo… con tal de no verme envuelto una y otra vez en esa tediosa repetición de quejas y más lamentos.
Yo, como orientador profesional, suelo utilizar la frase: «Si no te gusta como vives, igual algo estás haciendo mal, o no estás haciendo todo lo que deberías hacer para cambiar tu vida. No hacer nada no parece la solución». Me da igual que se trate de la falta de trabajo, que de asuntos personales… Algo falla, y en nuestra mano está actuar para intentar cambiarlo o reconducirlo, aunque considero que no siempre es fácil ni posible, pero siempre merece la pena intentarlo, esa pro-actividad, afrontando esas situaciones negativas que se nos presentan en la vida, ya que si no hacemos nada para que nuestra vida cambie es muy difícil que cambie, por lo menos a mejor. «¡Si hasta para que te toque la lotería tienes que comprar lotería!» -les digo.
Y, claro, a veces me encuentro respuestas de todo tipo, incluso alguna salida de tono de alguna persona cabreada que, en lugar de entender que intento pellizcarlo (orientarlo) para que abra los ojos y se esfuerce por reconocer qué le ocurre realmente y así poder buscar las posibles actuaciones que le ayuden a sobreponerse a esa situación, focaliza su frustración conmigo.
Para estos casos utilizo varios ejemplos, como el del río y el del juego de cartas. En el primero, una persona que se cae a un río muy caudaloso y con un agua brava, teniendo la opción de luchar por nadar y salir del agua hacia alguna orilla, dejarse arrastrar por la corriente a la espera de alguna oportunidad de salvarse, o directamente abandonarse a su suerte y ahogarse. Y la única opción que no considero viable es la última, porque en las otras dos hay posibilidad de salvación.
En el ejemplo del juego de cartas, les indico que para mí la vida no deja de ser equiparable a un juego de cartas donde, una vez repartidas las cartas, inevitablemente debemos jugar (actuar o tomar decisiones) con las cartas que nos han repartido, ya que difícilmente de mano nos saldrán las cartas ya ligadas para ganar esa partida ni mucho menos la partida completa.
Por ponerles otro ejemplo más evidente, aquella persona desempleada que no se esfuerza en buscar trabajo o no pone su empreño en formarse en su sector o en otro nuevo, y que se pasa la vida lamentándose de lo mal que está el mercado de trabajo, del nivel de desempleo, de cómo las empresas no quieren a gente de su edad, de lo poco que cobra de prestación o subsidio… Para mí esa persona está autoincitándose él mismo a no tomar ningún tipo de iniciativa que le ayude a la consecución de su objetivo. Y, ojo, soy consciente del hecho de que aún siendo pro-activo muchas veces no conseguimos aquello que nos proponemos; de la misma manera que tengo seguro que si no hago nada porque las cosas mejores, lo más probable es que nada cambiará a mejor. Y esa actitud a mí me ha servido para luchar por superar muchos obstáculos personales y profesionales que me ha llevado a conseguir muchos de mis sueños, aunque no todos de momento.
De manera que, si quiere seguir mi consejo, deje de quejarse y comience a luchar por ver cumplidos sus sueños, aun a sabiendas de que podemos fracasar en el intento. Aunque solo sea por higiene mental/emocional. Si no lo intentamos, ya habremos fracasado.
Gracias por leerme.
Saludos.
Joaquín.
(PD: Mi amigo Luis suele afirmar que «un pesimista no es más que un optimista mal informado»).
Hola Joaquín !!
Soy Jesús Ferrández !!
Me gustan mucho, tus comentarios sobre al respecto… Y toma de decisiones.
Totalmente de acuerdo, que ante todo problema de diario hay que seguir jugando la partida, con las cartas que Nos han tocado.
El que no arriesga, no gana. Seguiré leyéndote… un saludo 👀👏
Me gustaMe gusta
Hola, Jesús:
Encantado de que me leas, e incluso puedas participar con tus comentarios, opiniones y/o vivencias.
Espero que todo os vaya muy bien.
¡Feliz vida!!!
Joaquín.
Me gustaMe gusta
Muy de acuerdo con este escrito/reflexión/opinión que un dia se convirtió en mi filosofía de vida. La queja solo debe servirnos para darnos cuenta y darnos el valor de cambiar lo que no nos funciona, aquello con lo que no estamos bien en cualquier aspecto de nuestra vida.
A veces me han dicho que tengo mucho valor, que no es facil cambiar ciertas cosas en nuestra vida y siempre contesto que claro que no es facil, pero hay que estar dispuesto a asumir riesgos y salir de nuestra zona de confort.
Muy sabio tu amigo Luis 😉
Un saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola, Ana:
Muchas gracias por tus aportaciones personales.
Por supuesto, comparto que no siempre es fácil salir de esa zona de confort, porque quizá no somos conscientes de que al otro lado hay «una zona mágica o zona de aprendizaje» donde encontraremos otros retos que afrontar. Es, simplemente, la vida misma: si no actúas, no esperes que tu vida cambie a mejor.
Te deseo que todo te vaya muy bien y que tengas una muy ¡Feliz vida!
Recuerdos de tu tierra.
Un fuerte abrazo.
Joaquín.
Me gustaMe gusta